
Bloemfontein, Sudáfrica. Estados Unidos protagonizó ayer una de las grandes sorpresas de la historia del futbol al derrotar 2-0 a España para avanzar a la final de la Copa de Confederaciones.
Jozy Altidore , a los 27 minutos, y Clint Dempsey, a los 74’, anotaron en la fría noche que España nunca olvidará, porque cortó una racha de 15 victorias consecutivas y un invicto de 35 partidos.
Estados Unidos se enfrentará el domingo en Johannesburgo al ganador de la semifinal que disputarán hoy Brasil y Sudáfrica.
El balón no le circuló como suele a la campeona de Europa, que vio especialmente desacertados a sus delanteros Fernando El Niño Torres y David Villa.
Pronto estuvo claro que a los estadounidenses no les atemorizaba en absoluto la todopoderosa España. Merodearon la valla de Casillas desde el inicio, con constantes penetraciones por las bandas que incluyeron una chilena de Davis y un potente derechazo de Dempsey que casi entra.
“Calma, calma”, pidió el arquero y capitán a sus compañeros, sorprendidos y desbordados por la dinámica de los norteamericanos.
Dempsey habilitó frente al área con un tiro suave y bombeado a Altidore, que se desembarazó de Capdevila y, ante unos impotentes Puyol y Piqué, colocó la pelota en la red, junto al palo derecho de Casillas, que apenas desvió el balón.
Sorpresa. EE. UU. ganaba 1-0, una situación inusual para España, que no había recibido goles en todo el torneo. Las redes de Casillas no se movían desde el 1.° de abril ante Turquía en Estambul (2-1).
Altidore ya se lo había advertido a Capdevila, al que conoció en el Villarreal: “Tengan mucho cuidado con nosotros”. Tenía razón.
España, a la que el balón no le circulaba, se puso nerviosa tras el 1-0 de los de Bradley. Cómodo frente al arco, Villa perdió a los 32’ la posibilidad del empate, que los de Del Bosque buscaron con tanta insistencia como falta de claridad. También, es cierto, sin suerte.
El segundo tiempo mostró a una España con el arco entre ceja y ceja. Villa fue gran protagonista de una sucesión de remates que no lograron quebrar a Howard.
España cuadruplicaba a los estadounidenses en situaciones de gol, pero el gol no llegaba.
Hasta que llegó, pero nuevamente en los pies inesperados.
Donovan metió la pelota al área desde la derecha y a Piqué le rebotó en el pie para dejarla libre y peligrosa frente al área chica.
Ramos completó el desastre defensivo al distraerse una eternidad con el balón en vez de despejar. Un astuto y veloz Dempsey, a sus espaldas, se lo quitó y metió el 2-0 (74’).
Piqué abrazó un poste y cerró los ojos. La noche era gris para España, que se quedaba fuera de la final y caía por primera vez desde noviembre del 2007, cuando perdió un fogueo con Rumania en Cádiz.
Pero era, sobre todo, el final de un sueño, el adiós al “triplete” Eurocopa-Copa Confederaciones-Mundial. Era una España que volvía a ser terrenal.